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NAHUI OLIN

  • Foto del escritor: Dinoráh Palma
    Dinoráh Palma
  • 7 ene 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 9 ene 2019

"De amor, cerebro y carne he sido hecha ,tres cosas indefinibles, incomprensibles para los hombres, mi inconformidad es el tormento que me aísla y me desvía de la vida en la que la mediocridad limita la adaptación y encuentra conformidad”- Carmen Mondragón Valseca

Como un ser incomprendido para la época en la que Carmen Mondragón se desenvolvió, podemos ver a esta musa como una mujer adelantada para el contexto social que se desarrollaba en los años de su apogeo artístico, asumió su sexualidad como un medio para reivindicar a la mujer y no sepultarla como un objeto de consumo, siendo notorio esto, en muchas fotografías donde aprecia desnuda , mostrándose con una libertad inusual y mostrando que su cuerpo y espíritu estaban llenos de sensualidad, energía y juventud. No enseñaba su cuerpo por pervensión, ligereza o frivolidad, al contrario asumía su libertad sexual, para dinamitar la falsa moral que se manejaba en esa época. Contrario a la educación de “Niña bien” que había recibido”



Ismael Rodriguez Ávalos, Nahui Olin, ca. 1927

Nahui nunca busco el reconocimiento ni la admiración de las multitudes, siempre busco su realización plena tan en la vida, como en el arte. Fue considerada extravagante, pero era una mujer sumamente pasional, sus textos denotan un derroche de sentimientos, plasmandose como un ser incomprendido que luchaba en un mar de pasiones, Nahui desbordaba emociones y los sentimientos los llego a llevar a su limite.


Su vida inicia un 7 de julio de 1893, en Tacubaya, hija de un general porfirista llamado Manuel Mondragón, participe de uno de los momentos más importantes de la revolución “La decena trágica”, gracias a su proeza militar Don Porfirio Díaz antes de que estallará la Revolución Mexicana, le encomienda la fabricación de un rifle, para lo cual tendrá que viajar a Francia con toda su familia. En este país es donde Carmen adquiere gran conocimiento de la lengua francesa y de su cultura, llegando a conocer desde pequeña a autores como Voltaire y Rousseau. A su regreso a México retoma sus estudios en el Colegio Francés de México, la directora de este colegio elogio a la pequeña Carmen haciendo entrega en su momento al Dr. Atl de textos escritos por la niña a los 10 años, aludiendo que “era una pequeña extraordinaria, que todo lo comprendía, todo lo adivinaba, su intuición era pasmosa. A los 10 años hablaba francés como si esta fuera su lengua materna y escribía las cosas más extrañas del mundo” Estos textos fueron posteriormente publicados con el nombre “A dix ans sur mon pupitre


A dix ans sur mon pupitre, Editorial Cultura, 1924


Mondragón, recibió desde temprana edad instrucción artística por parte de su madre, de quien aprendieron ella y sus hermanos la artes del piano, y aunque no hay datos sobre esto, se intuye que durante su estancia en Paris, es donde Carmen se inicia con el mundo de la pintura, y no con Manuel Lozano como se dice.


Su matrimonio con Manuel Lozano, es un misterio aún, pues fuentes históricas indican que la joven Carmen quedó enamorada de su físico y como capricho le pide a su padre que lo case con ella, mientras que otras fuentes indican que fue un matrimonio arreglado, dada la situación que pasaba la familia Mondragón después de la Decena Trágica y la participación directa que tuvo su padre en esta y así el matrimonio le podría brindar cierta protección.


María del Carmen Mondragón Valseca y Manuel Rodríguez Lozano, ca. 1913


Las aspiraciones políticas del padre y los conflictos que causo el pertenecer al bando que quería derrocar al presidente Madero, hacen que la familia Mondragón tenga que exiliarse, por lo que viajan a Estados Unidos embarcándose a Francia, pero dado el estallamiento de la primera guerra mundial, la familia se establece en San Sebastián, España


La verdad sobre el matrimonio entre Manuel y Carmen nunca ha sido claro, se habla de un hijo que tuvo la pareja, que aún permanece como un enigma, se rumora que el bebé nació en México antes del exilio de la familia y murió recién nacido, lo que bien es cierto es que no se saben las causas de la muerte del bebé, diversas especulaciones señalan que fue asfixiado por Carmen en un arrebato de cólera y frustración al confirmar la sospecha de que su esposo Manuel era homosexual. La pareja a pesar de los arrebatos de ira y celos, pudo comprender y aprender del momento artístico que se desenvolvía en Europa, pero a su regreso a México, la pareja se separo, Manuel Lozano confirmo su homosexualidad y Carmen conoce al más grande de sus amores, el Doctor Atl.


Gerardo Murillo fue uno de los pintores más destacados de la época revolucionaria, un amante de los volcanes, que la plasmo en muchas de sus pinturas; era 18 años mayor que Carmen, vivieron juntos en el Ex Convento de La Merced, y es en este lugar donde la bautiza como Nahui Olin ¿Pero qué significa este mítico nombre? Esta palabra era considerada como un alto nivel del pensamiento prehispánico, un movimiento renovador del ciclo del cosmos.


Autor no indentificado, Manuel Rodriguez Lozano, Carmen Mondragón y Gerardo Murillo, Dr, Atl, cA. 1921

Nahui fue musa de grandes artistas, entre ellos Diego Rivera que la plasmó en el anfiteatro Bolivar en el mural llamado “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” y en el mural que decora el Teatro Insurgentes.


DIEGO RIVERA. Nahui Olin como la musa de la poesía erótica

Se puede apreciar que Diego Rivera trato de plasmar el ojo de Carmen, punto principal de su variada obra artística
Nahui Olin en el mural de Día de Muertos

Nahui Olin en el Palacio Nacional


Nahui Olin en el Teatro Insurgentes

Nahui también poso para Edward Weston en múltiples ocasiones, en estas fotos se muestra a una nahui sensual y provocativa, usando solamente la mirada y gestos llenos de erotismo.





Nahui experimento su sexualidad y su erotismo al máximo, posó para Antonio Garduño e incluso organizó una exposición para poder mostrar los desnudos que este fotógrafo plasmo en sepia.





Muchas leyendas se crearon entorno a lo que fue el final de sus días, se le veía en la Alameda alimentar a sus gatos, vendía sus fotografías de desnudos ya que la pensión que le era asignada no le alcanzaba e incluso, que prendía focos con el sólo contacto de sus dedos, que sus ojos brillaban en la oscuridad como los de un gato. Inventaba historias al final de sus días sobre un sol que la protegía y hablaba con ella, un sol que podría destruir a México en venganza porque nadie la trataba bien.


Lo cierto es que Carmen Mondragón falleció sola en la casa que la vio nacer, a la edad de 84 años en el completo abandono.


 
 
 

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